martes, 28 de agosto de 2012

El viaje

El Che Guevara fue asesinado el 9 de octubre de 1967 en Bolivia luego de ser detenido por el ejército. Por esos días Mugica tenía decidido viajar a Francia para estudiar Epistemología y Comunicación Social en el Instituto Católico. Previo a su viaje a París hizo una escala en La Paz, Bolivia, donde intentó ser recibido por René Barrientos presidente de ese país. Una de las causas que lo habían decidió a tomar distancia del país eran las discrepancias que habían surgido en el seno del comando Camilo Torres.
La muerte del Che lo afectó profundamente, ni bien se enteró concurrió a darle las condolencias a la familia y se propuso intentar la repatriación del cuerpo del Che y solicitar la liberación de algunos guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional, en su viaje a Bolivia llevó una carta de Roberto Guevara el hermano del Ché y del obispo Jerónimo Podestá pero el presidente de Bolivia no lo recibió y por lo que no pudo concretar la misión que se había impuesto.
Luego viajó a París donde apenas tuvo tiempo para instalarse,  porque a continuación viajó apresuradamente a Glasgow, Escocia, el 18 de octubre de 1967 el equipo del que era asesor espiritual e hincha, el Racing Club, jugaba por la Copa Intercontinental contra el Celtic, en ese partido el equipo fue derrotado pero logró consagrarse campeón del mundo en el desempate en Montevideo con el mítico gol del Chango Cárdenas. Sin haberlo programado Mugica se sorprendió al encontrase con John William Cooke que también había viajado para ver el partido, éste lo invitó  a visitar Cuba donde residía.
Ya instalado en París se sintió conmovido al leer la carta de Perón sobre el Che Guevara, decía la misiva: “Compañeros: con  profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación. Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe, la figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto el Comandante Ernesto “Che” Guevara. Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor: un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. He leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del Peronismo. Nada más absurdo. Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes, los jóvenes de toda América Latina. No faltarán quienes pretendan empalidecer su figura. La hora de los pueblos ha llegado y las revoluciones nacionales en Latinoamérica son un hecho  irreversible. El Peronismo rinde un homenaje emocionado al idealista, al revolucionario, al Comandante Ernesto “Che” Guevara, guerrillero argentino muerto en acción empuñando las armas en pos del triunfo de la revoluciones nacionales en Latinoamérica”.
El 15 de agosto de 1967 se produce una reunión de 18 obispos, 10 de los cuales eran latinoamericanos pero no había entre ellos ningún argentino, 9 eran brasileros,  elaboraron un documento que fue profusamente distribuido entre los sacerdotes de todo el mundo. El obispo más conocido era Helder Cámara y esa reunión fue el inicio de lo que se conoció como Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM).
El documento decía: “los cristianos tienen el deber de mostrar que el verdadero socialismo es el cristianismo integralmente vivido, en el justo reparto de los bienes y la igualdad fundamental de todos. Lejos de contrariarse con él, sepamos adherirlo con alegría, como a una forma de vida social mejor adaptada a nuestro tiempo y más conforme con el espíritu del Evangelio”.
En octubre de ese año el sacerdote Miguel Ramondetti viajó a Goya Corrientes a reunirse con el Obispo Miguel Devoto que era uno de los referentes de los curas jóvenes con deseos de modificar las viejas estructuras eclesiásticas. En dicha entrevista Devoto le mostró una copia del documento firmado por los 18 obispos, el texto estaba escrito en francés, y le sugirió que lo analizara detenidamente.
Ramondetti se sintió conmovido luego de leer el documento, posteriormente se reunió con Rodolfo Ricciardelli y Andrés Lanson, los tres decidieron traducirlo al castellano y difundirlo a lo largo del país e incluso en el exterior, pues Mugica que se encontraba en París recibió una copia, ni bien lo leyó envió su adhesión. En total 270 sacerdotes argentinos firmaron un documento de apoyo que fue remitido a Helder Cámara.
Mugica fue testigo presencial de la rebelión estudiantil y obrera en  mayo de 1968 en París, si bien debía cuidarse de no ser detenido porque los extranjeros que participaban de las protestas eran deportados de inmediato.
Uno de los enfrentamientos entre los estudiantes y la policía concluyó con 600 de detenidos, en las refriegas posteriores se llegaron a contabilizar unos 1000 heridos. Ante la resistencia estudiantil el gobierno debió ceder liberando a los detenidos y permitiendo la apertura de la Soborna que había clausurado. Con el correr de los días los sindicatos declararon la huelga general y algunas fábricas fueron ocupadas por los trabajadores.

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